Testimonios: la vida en los campos de refugiados.

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El gobierno francés, intentando evitar conflictos con el régimen franquista, se puso como objetivo vaciar los campos de refugiados.
Algunos refugiados volvieron a España a pesar de la amenaza de represión (aproximadamente un tercio), y otros intentaron conseguir documentación y subsistencia en tareas agrícolas, mientras las organizaciones políticas del exilio empezaban a tramitar las salidas hacia países de acogida, de las que se beneficiaron muy pocos, hasta que las autoridades francesas decidieron crear unas obligaciones para todos los apátridas y extranjeros: las Compañías de Trabajadores Extranjeros, los Regimientos de Marcha, y la Legión Extranjera.

Al principio los alistamientos fueron minoritarios, y los campos seguían siendo el alojamiento para la mayoría, mientras las familias que aún permanecían unidas intentaban encontrar formas de subsistir a lo largo del país, hasta que estalló la Segunda Guerra Mundial, y los alistamientos a las CTE se generalizaron.

Los campos de las colonias francesas en África también recibieron numerosos republicanos españoles, unos 20.000 en distintas fases, que llegaban desde Alicante o Cartagena en barcos con destino a Oran, la costa de Argelia, o Túnez.

Una misión internacional, designada por la Conferencia Internacional de Solidaridad con los Refugiados Españoles, reunida en París, visitó los campos del norte de África en mayo del 39, y el doctor Weissman-Netter decía en su informe: "Carecen de todo... y con el calor que deben soportar podemos afirmar que ningún hombre podrá resistir esas condiciones. Están abocados a la desesperación, a la enfermedad y a la muerte".

Las tripulaciones fueron reagrupadas en un campo al sur de Bizerta, y una parte regresó a España.

Una vez rendida Francia, la Comisión Alemana del Armisticio decidió enviar españoles y ex brigadistas a los campos norteafricanos para trabajar en muy duras condiciones en la construcción del ferrocarril Mediterráneo- Níger, en un Regimiento de Trabajadores Extranjeros.

Una de las cláusulas que los ocupantes impusieron al tratado de armisticio fue la entrega a la policía alemana de los enemigos del Reich, entre ellos, los refugiados republicanos españoles que, si conseguían llegar a la zona no ocupada, tenían que empezar de nuevo la búsqueda de papeles, trabajo, etc... con el fin de evitar un nuevo internamiento en los campos del sur del país.

Eulalio Ferrer:
"En el campo de Argèles -sur-Mer encuentro fortuitamente a mi padre, y la idea que tenía de fugarme se quedó en idea porque mi padre, un antiguo socialista, un "pablista" como él se llamaba, me dijo: "no me dejes porque aquí come el más fuerte y yo llevo tres días sin comer. Nos tiran el pan a voleo y el más fuerte es el que se lo lleva...". En cuanto a las condiciones del campo, pues era el campo libre. Era playa, playa húmeda. Con los Pirineos orientales a un lado. Mes de febrero, fríos, con esos vientos cortantes...Entonces, el dormir allí...pues...era una proeza. Una proeza que nos llenó de piojos porque como nos juntábamos unos a otros para prestarnos calor...pues entonces eso criaba piojos y teníamos piojos. Y además teníamos que hacer nuestras deposiciones en la misma orilla de la playa, y se les ocurrió a los franceses en lugar de aljibes, en aquellos días, poner unas bombas que extraían y depuraban, teóricamente, el agua del mar. Y lo que extraían eran nuestros propios detritus y claro, la cantidad de gente que murió de disentería fue enorme...Uno podía encontrarse a las dos de la mañana, frente a un barracón, a un señor vestido con esmoquin y con una chistera, tocando el violín y diciéndonos, al final, a los que nos acercábamos: "mañana los espero en el Liceo de Barcelona".

Sixto Úbeda:
"Cuando llegamos al campo de Saint-Cyprien no había viviendas para alojarnos, y teníamos que dormir sobre la arena, y los que teníamos una manta teníamos esa suerte para poder tumbarnos y poníamos debajo papeles...Allí morían los que tenían más de cincuenta años, pues no podían aguantar las calamidades, las vicisitudes, la intemperie, el frío...Cada día enterrábamos a una pila de ellos en el cementerio que estaba enfrente del campo... Nos guardaban los senegaleses, los argelinos, los somalíes. Allí nos daban de comer un pan de dos kilos para veinticuatro personas, y tocábamos a dos sardinas. El agua que bebíamos era de las bombas artesanas que filtraban del mar y la descomposición del vientre era algo terrible, la gente tenía que correr a la orilla del mar a hacer sus necesidades y entonces nosotros gritábamos: "¡A la playa!, ¡A la playa!". El humor no lo perdimos nunca."


Joan Escuer Gomis:
" En este campo (Septfonds), permanecí desde el día 18 de octubre hasta el 14 de febrero de 1.940, en que me incorporé a la fuerza a una Compañía de Trabajadores Extranjeros, la 218, destinada a Saint Medar-en-Jalles, en las afueras de Burdeos. En esta compañía estuve hasta el 24 de junio de 1.940. Dado que las tropas de ocupación alemanas se encontraban a pocos kilómetros de esta capital y yo no quería caer en las garras de los nazis, cogí el tren por mi propio riesgo, dirección a Toulouse; al llegar a esta capital, los gendarmes franceses, a todos los republicanos españoles nos hicieron bajar del tren y nos concentraron en el campo de fútbol de Toulouse. El día 27 de junio nos trasladaron al campo de concentración de Bram y el día 29, dos días después, otra vez nos internaron en el campo de Argelers.
En este campo estuve hasta el 18 de octubre de 1.940, en que fui incorporado al 142 Grupo de Trabajadores Extranjeros y destinado al campo del ejercito francés ubicado en Rivesaltes(*) hasta el 8 de mayo de 1.941, cuando, a petición propia, fui trasladado al 641 Grupo de Trabajadores Extranjeros a Saint-Aistier, a 18 kilómetros de Perigueux, donde estaba mi hermano Enric y al que quería unirme.
El día 16 de septiembre de 1.941, un grupo de españoles fuimos entregados a las autoridades nazis y enviados a Saint Nazaire (Loire Atlantique) para la construcción de la base submarina. Estuve internado en el campo Franco hasta el 4 de julio de 1.942, en que la Gestapo me arrestó.
A partir de aquí ya es otra historia".

Eduardo Ferri (en el Tribunal Militar de Argelia que juzgó a los verdugos de 40 campos):
"Llegamos a las 11 de la noche al campo. Apenas habíamos puesto los pies en el recinto cuando una docena de vigilantes armados de bastones nos apalearon salvajemente. El sargento-jefe Dauphin, que reemplazaba al jefe de campo, ayudado por el vigilante Riepp, nos apaleó a todos.
El trabajo era rudo. Consistía en transportar ladrillos de 15 kilos y volver a recoger otro, todo ello a paso gimnástico. Más duro era cuando tocaba transportar el agua: consistía en recipientes de 80 litros que tenían que llevar dos hombres. Las paradas estaban fijadas de antemano. Toda infracción era sancionada con celda de castigo. En ellas te sometían al régimen de pan y sopa cada cuatro días más el apaleamiento diario por parte de los vigilantes Riepp y Durmanoff en presencia del sargento-jefe Dauphin.
Cuatro detenidos que traían del campo Kenadza fueron apaleados delante de todo el efectivo del campo por la fuga, durante el traslado, de un quinto prisionero. Dos de ellos murieron al día siguiente y el español Ruís Quenane, desfigurado y en estado gravísimo, fue enviado al hospital de Aïn-Sefra, donde necesitó dos meses y medio para reponerse.
A partir de septiembre de 1.942, el régimen de disciplina se endurecía. Ir a buscar leña, a paso gimnástico, después de la comida. Acostarse en el suelo y levantarse repetidamente a toque de silbato, durante bastante tiempo y en pleno calor. A un español le rompieron la mano de un bastonazo y al alemán Mitchaëli le fracturaron un brazo de la misma forma. El español Navarro consiguió fugarse con otro compatriota. Aprehendido el primero fue llevado de nuevo al campo, donde le apalearon hasta matarlo. Francisco Pozas Oliver, Francisco Loredo Ruíz, y el conocido por Kataba y otros más murieron como resultado de palizas."

Pilar Claver:
"El campo (Angulema) ya estaba definitivamente formado por varios barracones. Había muchos hombres que no sabíamos de dónde procedían. Algunos, escapados de otros campos o de compañías de trabajo. Estábamos rodeados de alambradas, con las puertas vigiladas por guardias. Para poder salir a trabajar necesitabas un salvoconducto. Allí no teníamos ninguna comodidad, ni higiene ni nada. Nos teníamos que lavar en una especie de abrevadero al aire libre.
Allí nos encontrábamos unas doscientas personas cuando aquella parte fue ocupada por los alemanes [...]. Un día llegaron los alemanes, hicieron un registro del campo, todos estábamos muertos de miedo. Fue en aquel momento cuando se llenó el campo. Todos los españoles huían con la desbandada del ejército francés y allí venían porque se encontraban otros compatriotas buscando amparo y cobijo.
Por un tiempo nos dejaron tranquilos.
Los alemanes pronto empezaron a reclutar hombres para el trabajo, y a las mujeres nos sacaban para el trabajo doméstico de las casas, que es a lo único a lo que teníamos derecho, a hacer de esclavas [...]."

(*) Os recomiendo esta entrada sobre Rivesaltes, de Oscar Velázquez. 

Bibliografía: Los Campos de Concentración Nazis, Rosa Toran (Ed. Península), El Exilio Español, J. Martin Casas y P. Carvajal Urquijo (Ed. Planeta)
"Enterradme en España cuando muera (¡por caridad, hermanos, en mi España!), si herido de su amor, en tierra extraña, desangrado en suspiros, me muriera" - Alfonso Vidal y Planas.

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28 Comentarios: (+añadir comentario?)

felix dijo...

Nikkita...

Bufff, testimonios sin duda desgarradores y que dan fe de las condiciones en las que se encontraban estas personas. Hacinamiento, trabajos forzados, falta de alimento, condiciones insalubres. Ni siquiera los animales tienen derecho a ese trato...
La frase lapidaria de Alfonso Vidal y Planas no deja lugar a dudas de como veían su triste realidad fuera de su casa, de su hogar, de su familia...
Excelente como siempre.

Muchos besos.

Nikkita dijo...

Hola Félix,
así es, desde que cruzaron la frontera de Francia, nada fue tan "idilico" como se creía. La vida en los campos de refugiados, incluso antes de estallar la 2GM fue muy dura.
El trato que recibieron fue demoledor para muchos.
Muchos besos

Katy dijo...

Hola Nikkita, te dejo mi cariños abrazo.Una entrada más que me desgarra el alma.
Besos

Diana de Méridor dijo...

Yo que vivo en el norte al lado del mar sé lo terrible que ha de ser tener que vivir en una playa en pleno febrero. Inhumano. Y por si fuera poco teniendo que pelearse por alcanzar un trozo de pan.
Las dos sardinas de Saint-Cyrpien tenian que saber a gloria!
Los nazis pretendian imposibles como que se transportaran pesos tan enormes mal alimentados. Les hubiera sido mas rentable darles un poco mas de comer, al menos. Pero debia de poder mas la crueldad que la logica.

Buenas noches, madame

Bisous

Anónimo dijo...

A mí se me están terminando los calificativos para esta barbarie sin sentido. Te prometo que lo leo como un homenaje a aquellas personas que sufrieron ese tormento pero mi corazón, y no te cuento mi cabeza, van siendo incapaces de soportar tal crueldad.
De nuevo, mi admiración y agradecimento por lo que estás haciendo

Anónimo dijo...

Insisto en la capacidad asombrosa de sufrimiento del ser humano, aunque también sigo pensando que quizá, esa gente era de otra pasta.Tremendo.
Un abrazo.

Nikkita dijo...

Hola Katy, se que estas entradas para ti son especialmente duras, pero también hay que conocerlas.
Gracias por pasar de todas formas :)
Muchos besos!!!

Nikkita dijo...

Madame, así es, aunque esto venia de antes. Al llegar a Francia, el recibimiento no fue muy acogedor en los campos de refugiados, por lo que al invadirles los nazis, ya estaban demasiado desgastados.
Feliz día, madame.
Besos.

Nikkita dijo...

Miguel, muchas gracias.
Los calificativos son los que hay... y están casi todos dichos :).
A ver qué se me ocurre para dejaros descansar un poco de crueldad...
Besos

Nikkita dijo...

Vivoenlared, es posible que estuvieran hechos de otra pasta. Llevaban demasiado en sus espaldas, empezando por la guerra civil y continuando por las "odiseas" en Francia.
Espero estés mucho mejor.
Un abrazo

Cayetano dijo...

Buena entrada.
Aquí volvemos a encontrarnos con la triste realidad: no fue para muchos exiliados españoles una estancia maravillosa su huida al país vecino. Al contrario: los padecimientos parecían no tener límites.
Saludos.

Nikkita dijo...

Hola Cayetano, así fue, pusieron rumbo a lo que pensaban seria un lugar mejor, y se encontraron con que no era nada de lo que habían imaginado, nada fácil en absoluto, y aquello era solo el principio (o la continuación...).
Saludos

Anónimo dijo...

Si las cosas son como son y así sucedieron. Hay que contarlas sin edulcorarlas, tampoco cebándose en el morbo (tú no lo haces) pero sí con objetividad y ensalzando el papel de héroes que tuvieron los que soportaron semejantes atrocidades. No cambies tu línea. Te lo he comentado muchas veces: es necesario que las nuevas generaciones conozcan la realidad de lo que sucedió para que dejen de sugerir ideas como la que nos movilizó el otro día cuando un grupo de fascistas propiciaba un golpe de estado para el 23-F. Menos mal que nuestra policia lo consideró como una broma de un grupete de amigos.

Elisa N Viajes dijo...

Todos comentarios desgarradores. No hay otra palabra para definirlos.
Cariños
Elisa, Argentina

Nikkita dijo...

Hola Miguel, si me lo has comentado varias veces, y no me refería a cambiar la línea, sino a dar un respirin :)), pero si llevas razón en lo que dices, es muy necesario, y no solo por el grupúsculo ese, lo veo en comentarios anónimos que ni publico porque no merecen la pena, pero me sigue dando lástima ver la ignorancia de muchos.... aunque después de oír el otro día al presidente de la casa sefarad que España no formó parte ni activa ni pasiva del holocausto en el vídeo que pusiste, que te voy a decir ya...
Besos

Nikkita dijo...

Hola Elisa, como decía Miguel antes quedan ya pocos calificativos para usar.
Besos

Unknown dijo...

esta entrada la leere mañana con calma,ahora estoy demasiado desconcentrado. Un saludo

Nikkita dijo...

No hay problema Oscar... Descansa!!

Unknown dijo...

impresionantes testinimonios, yo tube la suerte (depende como se mire, claro, ojala nunca hubiera pasado por eso la mujer) de escuchar el relato de una mujer, de su paso por tres campos franceses y como recibio la noticia de que su hermano fue quemado en Mathausen... es petrificante os lo aseguro, mas de una vez tubo que para, por que se le saltaban las lagrimas

Nikkita dijo...

Hola Oscar, es muy dramático, pero es una suerte, porque esos testimonios te aportan mucho aunque sean duros.
Gracias por tu aporte.
Besos

Higorca Gómez Carrasco dijo...

Duras, muy duras estas entradas, pero son documentos de un gran valor, es necesario que sepamos todo lo que paso, a veces me pregunto muchas cosas, nunca encuentro respuesta a todas ellas, que crueles podemos llegar a ser las personas, parece que se disfrute ante el horror, esas personas cuanto dolor tuvieron que sentir, físicamente y mentalmente, porque a veces duele mucho más, la mente que el cuerpo, ellos tuvieron de todo.
Besos querida amiga

Nikkita dijo...

Hola de nuevo, Higorca :). Si son duras, y no tienen las respuestas a muchas preguntas, pero son necesarias. Efectivamente tuvieron de todo, y y quizá el dolor más tremendo sea el mental, y no el físico.
Muchos besos, querida.

ANRAFERA dijo...

...impresionante¡...desgarradora¡...visitar tu blog es culturizarse. Gracias por tu buen trabajo. Saludos.

Nikkita dijo...

Gracias a ti Ramon por leerlo y comentarlo :).
Saludos

Anónimo dijo...

Hola Nikkita.
Uno de esos refugiados republicanos españoles que se encontraban en el sur de Francia y que acabron en Oran, en la legión extranjera francesa era amigo mío y falleció hace 1 años.
Si quieres conocer su historia y a él mismo visita mi post: http://jonkepa.wordpress.com/2008/02/13/fallece-ferramenta-el-militante-socialista-mas-antiguo-de-valencia/

Se llamaba Vicente, pero todos le conocíamos como "Ferramenta".
Saludos.

Nikkita dijo...

jonkepa, muchas gracias por el aporte. Lo he leido y te he dejado allí el comentario.
Saludos!.

Carmela dijo...

Episodios desgarradores .
Patéticos.
Me superó el relato del hijo que encuentra al padre y le dice :"_No me dejes . Llevo tres días sin comer."
Porque tiraban el pan al aire y lo agarraba el más fuerte.
Cuánta crueldad!
Deshumanización!Sadismo!
Estos hechos verídicos superan cualquier fantasía.
Es importante darlos a conocer y tenerlos presentes para que no vuelvan a repetirse pero... estrujan el corazón.

Nikkita dijo...

Carmela, la mayoría de las veces, lo que les leemos u oímos a estos supervivientes acaba superando la ficción con creces.
Es cierto que estrujan el corazón, pero son necesarios para que no se vuelva a repetir, por duros que nos resulten.
Saludos.

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