La matanza de la bahia de Lübeck desde el Cap Arcona

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El mayor desastre marítimo del mundo no paso en el Océano Atlántico, ni fue el hundimiento del Titanic, en el que murieron 1.523 personas, sino que ocurrió en el Báltico, y el buque fue el Cap Arcona, en el que 4.500 prisioneros quedaron atrapados en las bodegas, durante la matanza de la bahía de Lübeck, tragedia que no sale en los libros de historia, y en la que murieron deportados de 28 nacionalidades, incluida la española.

El Cap Arcona fue un lujoso barco, considerado el Queen Mary II de su época, que transportó pasajeros por el Báltico, Mar del Norte y Atlántico hacia África, Brasil y Argentina durante 12 años, hasta el estallido de la 2ª Guerra Mundial.

El 25 de agosto de 1.939 fue destinado al servicio de la guerra, y fue amarrado en el puerto de Dánzig siendo usado como vivienda flotante de la Kriegsmarine. En 1.944, ante el avance de los aliados, pasó a transportar refugiados, prisioneros, heridos y tropas, entre Dánzig y Copenhague, pero las turbinas se averiaron durante la travesía, por lo que fue remolcado a un astillero escandinavo donde las repararon. Pudo volver a Alemania, pero al llegar a la bahía de Lübeck estaba casi inservible, por lo que la Kriegsmarine se lo devolvió a la naviera propietaria.

El 14 de abril de 1.945 Himmler dio la orden de no dejar ningún deportado vivo en manos de los aliados para que las atrocidades de los campos quedaran ocultas para siempre, por lo que, al ser demasiado lenta la eliminación de los cuerpos, los SS decidieron vaciar los campos de concentración organizando las “marchas de la muerte”.

Los campos de Neuengamme y Dánzig fueron vaciados y los deportados dirigidos hacia Lübeck, donde los nazis pretendían encerrarlos en buques y hundirlos en alta mar, por orden de Kaufmann. También llegaron allí presos de Stutthof y Mittelbau-Dora.

En la bahía se encontraban el buque Cap Arcona, y los cargueros Thielbek, Athen y Deutschland. Los cuatro serían preparados para el mismo objetivo.

Mientras los deportados eran llevados hacia allí, el 18 de abril de 1.945, los SS subieron a bordo del Cap Arcona e informaron a los oficiales que se estaba preparando una “operación especial”, sin concretar más, pero los capitanes Heinrich Bertram del Cap Arcona y Jhon Jacobsen del Thielbelk fueron llamados a tierra, donde se les explicó en detalle el proyecto asesino. Jacobsen regresó a bordo y reveló la verdad a toda su tripulación, señalando que ambos capitanes se habían negado a llevarla a cabo. Jacobsen, fue separado del mando de su buque al día siguiente.

Entre el 19 y el 26 de abril, más de 11.000 deportados llegaron a pie al puerto de Lübeck, estando presente la Cruz Roja Sueca que intentó negociar con Himmler su rescate, aunque en vano.

El 20 de abril comenzó el embarque. Gehrig ordenó a Fritz Nobmann, capitán del Athen, llevar a 2.300 deportados y 280 oficiales SS y kapos a bordo para transferirlos al Cap Arcona anclado a 4 km. en alta mar. Nobmann se negó, pero bajo amenaza de ser fusilado tuvo que acceder, y los ss obligaron a subir a los deportados a palos. Cuando llegaron al Cap Arcona, Bertram se negó a embarcarlos, y el Athen tras pasar la noche en alta mar, regresó a puerto con los deportados.

Gehrig (SS- Sturmbannführer) se lo comunicó a Pauly (comandante de las SS), que a su vez se lo transmitió a Bassewitz-Behr (general de las SS), y éste a Kaufmann (comisario del Reich para la marina). Kaufmann envió a Horn, su asesor personal, a encontrarse con John Egbert, presidente de la compañía marítima propietaria del buque, para decirle que si Bertram no accedía sería fusilado, momento en el que todos tenían claras ya las intenciones de los SS y el destino de los deportados.

Cinco días después, el 26 de abril, el teniente comandante Lewinski y Gehrig subieron a bordo del Cap Arcona. Bertram intentó negociar con ellos, pero solo recibió como respuesta la promesa de un juicio marcial y su fusilamiento si se negaba, con lo que accedió.

Comandados por el oficial Kristein, los ss quitaron todos los chalecos salvavidas, los bancos y cualquier cosa que pudiese ser usada como balsa, y los guardaron bajo llave.

Durante varios días, el Athen navegó entre el puerto y el buque transportando deportados para transferirlos. Excepto los deportados políticos, los presos permanecieron uno o dos días a bordo del Thielbek antes de ser transferidos al Cap Arcona. Finalmente subieron a bordo 6.500 deportados y 600 guardias SS. 

Para los deportados la visión era surrealista, agotados tras la marcha de la muerte, atravesando el interior del barco decorado con alfombras persas, y pasando por los elegantes restaurantes Victorianos, para terminar amontonados en los camarotes, que habían sido vaciados para hacer más espacio, aunque habían dejado los cuadros de las paredes y las mullidas alfombras…

Casi no había comida ni bebida, por lo que diariamente morían de 20 a 30 deportados, y en vistas del hundimiento, el número de ss se fue reduciendo, siendo éstos sustituidos por miembros del ejército de tierra y de la infantería de marina, de entre 55 y 60 años.

El 30 de abril, el Athen realizó su último viaje al Cap Arcona, pero para sacar prisioneros del buque (superpoblado) puesto que ni los ss podían soportar más los muertos y el olor, y porque la Cruz Roja sueca consiguió llegar a un acuerdo para rescatar a los detenidos franceses.

El 3 de mayo, mientras los submarinos alemanes se preparaban para disparar los mortales torpedos, los tanques británicos aparecieron, y los alemanes su pusieron a cubierto para combatir. Esa misma mañana, un avión inglés había hecho un vuelo de reconocimiento y había sobrevolado el Cap Arcona. Los deportados le habían hecho señales con las manos, pero los nazis del Athens abrieron fuego contra el avión. Volaba a 10.000 pies, por lo que era imposible identificar a las personas a bordo.

A mediodía dos oficiales británicos se presentaron en la oficina de la Cruz roja sueca donde recibieron el informe completo de la situación de los barcos, pero ya era tarde, varios aviones de la RAF (Royal Air Force) se presentaron en la bahía. Cuatro escuadras de cazabombarderos Typhoon de la Second Tactical Air Force se pusieron en posición de ataque, y aunque los ss pusieron banderas blancas en los barcos, mantuvieron la bandera hitleriana, y los ingleses iniciaron el ataque, siendo los buques bombardeados y ametrallados.

En el Cap Arcona, muchos deportados habían sido encerrados en las bodegas y en los camarotes. El buque se incendió y comenzó a hundirse, y los presos que pudieron salir sabían que tenían poco tiempo para escapar, pero no tenían cómo, puesto que los ss habían agujereado todos los botes, excepto uno para ellos. Bertram abandonó el puente de mando y se abrió paso a machetazos entre los presos para salir del barco. Los presos se tiraban por la borda para agarrarse a un tablón o a lo que pudieran, muriendo la mayoría de ellos ahogados, otros nadando en las aguas, que por aquel entonces estaban a unos 7 grados bajo cero, y otros muchos, ametrallados en el agua o al llegar a tierra.

Unos pocos prisioneros fueron rescatados por pescadores alemanes que socorrían a las victimas, y al llegar a tierra solicitaron a las tropas británicas que enviaran urgentemente botes de salvamento.

Minutos después se produjo el ataque contra el Thielbek.

De los 4.500 prisioneros del Cap Arcona, lograron salvarse 316, y de los 2.800 del Thielbek, se salvaron 50.

El Athens, poco después de su último viaje al buque embarrancó en Neustadt e izó una bandera blanca, gracias a lo que se salvaron todos los pasajeros, que fueron liberados por los aliados. El Deutschland también fue atacado y hundido, pero no llevaba prisioneros dentro.

Las autoridades británicas explicaron que la presencia de una flotilla militar alemana junto al Cap Arcona les había llevado al error, pensando que los barcos estaba ocupados por militares alemanes, pero en el año 2.000 el historiador alemán Wilhelm Lange afirmó que los británicos sabían de la existencia de estos buques-prisión un día antes del ataque, pero que esta información no se había dado a conocer. Cuando la Cruz Roja sueca trasladó a los prisioneros franceses a hospitales en Suecia, la operación de rescate se puso en marcha mediante la utilización de la información de la inteligencia británica, lo que indicaba su conocimiento de los prisioneros a bordo de los barcos.

Cuatro semanas después del ataque, los cuerpos de las víctimas comenzaron a llegar a las playas. Los cadáveres fueron sepultados en fosas comunes cerca de Neustadt, en Holstein, y durante unos 30 años, siguieron llegando esqueletos a las playas, constando el último en 1.971, el de un niño de unos 12 años.

Los supervivientes hicieron construir un memorial de piedra en el que se lee: “ A la memoria eterna de los deportados del campo de concentración de Neuengamme. Murieron durante el naufragio del Cap Arcana el 3 de mayo de 1.945”.

El gobierno británico ordenó el cierre de los registros durante 100 años, por lo que los archivos no serán accesibles hasta 2.045. Ni británicos, ni franceses ni alemanes hablan de ello, ni la tragedia aparece en los libros de historia, por lo que el drama permanece impune, y la información de la que disponían seguirá siendo un secreto.

Testimonio de André Migdal (Superviviente francés):
" Llegué al embarcadero el 30-4-1945. Con el barco repleto, los motores del Athen se pusieron en marcha. Sentíamos las vibraciones bajo nuestros pies y el viento marino nos golpeaba el rostro. Apretados unos contra otros, no podíamos imaginar un viaje muy largo en alta mar. Atravesamos una suerte de canal y descubrimos a cierta distancia un enorme y magnífico buque. Los oficiales de las SS dirigían todos los sectores del barco, controlaban los movimientos, organizaban brutalmente la distribución de los camarotes, las bodegas y los puentes. Fue así como me encontré en un camarote de lujo de un barco de lujo, tras haber estado en lo más bajo de un sistema esclavista, viviendo sin calificación humana en el campo de concentración de Neuengamme […]. Éramos aproximadamente quince por camarote en ese paraíso flotante, y no conocíamos las razones de este cambio. No todos estaban en el mismo barco, pero en todas partes existía la misma superpoblación. Debido a esta sobrecarga, los SS comenzaron una cacería con el fin de evitar, aparentemente, un posible foco de resistencia. Controlaron los camarotes en varias oportunidades. Los deportados a los que se señalaba eran sacados violentamente. ¿Para ir adónde? En dos oportunidades escapé de esta cacería, pero un kapo polaco todavía de servicio me señaló. Fui entonces llevado a empujones, hasta el pasillo en el que nos encontramos amontonados, sin poder intentar el menor gesto. Atemorizados, impotentes, algo resignados, abandonamos el Cap Arcona. También dejé, y para siempre, a mis compañeros, sin medir la importancia de este traslado.
Del Cap Arcona me trasbordaron al Athen, donde fui a parar al fondo de una bodega. Estábamos tendidos, flotando sobre un río de excrementos, sólo vestidos con nuestras ropas harapientas, sin agua, sin comida, casi sin luz. Muchos estaban enfermos de disentería.
Sin medicamentos, obviamente, ni la menor posibilidad de higienizarnos. En un rincón de la bodega había un lugar donde estaban “depositados” los muertos, cuyos cuerpos debían ser arrojados al mar. Luego de recibir violentos golpes de un SS, pude deslizarme entre esos muertos para ponerme al abrigo. Estaba seguro, al menos, de que ya no sería pisoteado ni molestado, como aún podían serlo los vivos: hostigados, enfrentados permanentemente al odio. Sin moverme, sin tampoco poder dormir, ya que aún debía evitar que me arrastraran con los muertos, a través de una cuerda que los arrojaba al mar.
El 3 de mayo el Athen se dirigió a tierra para recoger otro “cargamento” de detenidos: hombres, mujeres y niños destinados también a desaparecer. La noche anterior habíamos sentido un balanceo en el barco, probablemente ocasionado por un intento de torpedeo.
El Athen disponía de un equipo antimagnético eficaz. Al atardecer percibimos los disparos de la defensa antiaérea, luego dos golpes secos. Habíamos sido ametrallados por aviones de la Royal Air Force. Un SOS desesperado desató una avalancha hacia la escalera. Un primer detenido subió la escalera de hierro y abrió la escotilla. Otro lo siguió. Es así como logré salir de esa sórdida bodega. Presa del pánico, me precipité hacia la proa bajo el fuego incesante de los aviones y salté a estribor, sin poder ver nada. Perdido, permanecí aferrado a una cuerda del barco, que no se movía. Mis manos sangraban pero, curiosamente, no sentía dolor. Sólo una picazón provocada por el agua salada y congelada del mar Báltico.
Debía calcular exactamente el esfuerzo necesario, sin saber si sería capaz de dar las pocas brazadas que me separaban del pontón. Como una pieza desmantelada, lo alcancé, aturdido. El Athen vaciaba su cargamento por ese único pasaje, al final del cual un tanque inglés, con la torreta abierta, intentaba contener a la multitud de deportados completamente aterrorizados.

A lo lejos, escorado, el Cap Arcona ardía. El Thielbek había desaparecido. Más tarde, nos enteramos de que se había hundido en 20 minutos, tragándose prácticamente toda su carga. El Deutschland, a bordo del cual no había deportados, también se hundía. En menos de treinta minutos, los aviones ingleses, nuestros tan esperados liberadores, nos traían la muerte.
¿Cómo aceptar, desde entonces, la ausencia de explicación por parte de las autoridades británicas, la falta de organización para venir a socorrernos? Lo que hoy sigue siendo inexplicable es el silencio, esa negativa a determinar las responsabilidades."

Fuentes y más información: Exordio, CruceroMania, El Dipló, The Cap Arcona Maritime Tragedy, Enciclopedia Titanica, Universität Hamburg.
"No hay nada escondido entre el Cielo y la Tierra... tarde o temprano las cosas salen a flote." - Anónimo

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29 Comentarios: (+añadir comentario?)

felix dijo...

Nikkita...

Todos los testimonios del Holocausto son lamentablemente terribles, pero este me ha impresionado sobremanera, y es que debió ser algo horroso. Fue cruel e inhumano el plan urdido para acabar con ellos ¿hasta donde puede llegar el ser humano para cometer semejante tropelia contra nuestros semejantes?. Lo cierto es que deja un poco aturdido este post, por todo lo que ocurrió. Conocía el hecho, pero no los detalles que facilitas, asi como ese testimonio desgarrador. Tampoco hay que dejar atrás el comportamiento de los aliados, puesto que tenían conocimiento de que estaban allí. Nadie se salva de la quema, y como dices, todos los documentos están clasificados hasta que salgan a la luz, pero ¿que más da? los hechos están ahí y son irrefutables.

Muchos besos

Anónimo dijo...

Hipocresía, ironia, maldición, indignidad, dignidad, maldición, miedo, vergüenza,... muchos adjetivos han ido surgiendo en mi cabeza mientras leía esta historia de vergüenza y miseria humana

Diana de Méridor dijo...

Que espanto que sean precisamente esos amigos de los que se espera la salvacion los que vengan a traer la muerte. La desesperacion de ese momento tiene que ser tremenda, imborrable. Y encima es inconcebible que aun no hayan sido capaces de dar una explicación o depurar responsabilidades.

Madame, creo que he cenado demasiado. Pero es que el pastel de manzana es mi perdicion, junto con el chocolate! Ay, lo estoy pagando.

Buenas noches

Bisous

Nikkita dijo...

Félix, hay algun testimonio más de estos hechos, y cada cual más tremendo. Como ya he dicho en otras entradas, sobre todo en la parte anterior a esta, no se salva nadie en esta guerra, todos cometieron barbaridades, y el hecho de clasificar los documentos durante 100 años nos da una idea de qué podrá salir de ahí cuando se desclasifiquen.
Muchos besos.

Nikkita dijo...

Miguel, seguro que los que te han pasado por la cabeza se parecen a los que se me han pasado a mi resumiendo esta entrada.... y faltan en el diccionario...
En esta guerra se demostró la miseria humana, pero por parte de todos, menos de los pobres deportados que fueron los que sufrieron las consecuencias de todo.
Besos.

Nikkita dijo...

Jajaja, Madame..... tendré que deciros que un dia es un dia con el pastel de manzana, pero hay que moderarse :)).

Las responsabilidades no se van a depurar ya. En los juicios posteriores a la guerra no se incluyo a ningún responsable de esta matanza, ni siquiera nazi. Este es de los pocos momentos en los que dudo que nadie tenga mucha capacidad para resistirlos.

Buenas noches, madame.
Besos.

Unknown dijo...

Macgo lo ha dicho todo

Nikkita dijo...

Hola Oscar, si, ha sido muy claro :). Te digo lo mismo que a él, nos faltan adjetivos.
Buen finde, y muchas gracias por todo!

meg dijo...

Caben todos los adjetivos posibles, NIkkita. Me ha impactado especialmente el infierno que pasar´ía este superviviente escondido entre los muertos que se irían pudriendo conformne pasaran las horas. ¡Dios, lo que hace el miedo y el afán de supervivencia!.
Un beso y feliz fin de semana.

Nikkita dijo...

Hola meg, más que escondidos lo que estaban era mezclados. Es inimaginable tras pasar por los campos de concentración y sobrevivir a las marchas de la muerte verse en una de estas donde te intentan matar los salvadores y los verdugos....
Feliz fin de semana. Besos.

Cayetano dijo...

En efecto, no conocía esta tremenda historia. Si no hubieran estado implicados los aliados, especialmente los británicos, en este asunto macabro, habría sido noticia en todos los manuales de historia. En su lugar, silencio. Y que el tiempo se encargue de tapar y olvidar esta vergüenza.
Un saludo.

Katy dijo...

"No hay nada escondido entre el Cielo y la Tierra... tarde o temprano las cosas salen a flote." - Anónimo
Y.... ?????
Cuantas salvajes y maquiavélicas mentes existieron para hurdir semejantes magnicidios?
Pensar que esto ocurrió unos dias antes de nace yo.
Me he llenado de congoja solo con leerlo. Me viene imágenes terroríficas de esa gente, no bastaba el peso de la muerte, había que seguir con la tortura.
Un beso Nikkita, y buen finde.

ANRAFERA dijo...

...sin palabras. Me quedo mudo ante tanta barbarie...hasta donde llega la maldad del hombre¡. Impresionante entrada, Nikkita. Gracias. Feliz fin de semana. Saludos cordiales

Nikkita dijo...

Hola Cayetano, así es, lo mejor para no descubrir que los aliados también hicieron de las suyas es silenciar, pero los supervivientes no estaban tan dispuestos a ello.
Un saludo.

Nikkita dijo...

Katy, para tus interrogantes, te pongo el final del testimonio, que no incluí en el post: "la pregunta aún sin respuesta es por qué semejante ensañamiento, semejante deseo de destrucción a cinco días del fin de la guerra, sabiendo que ningún objetivo militar estaba en la mira y que, en definitiva, esta matanza hubiera podido evitarse.
La mayoría éramos miembros de la Resistencia de países de una Europa ocupada, aliados aferrados a una victoria sobre ese III Reich genocida. Es el momento de abrir los archivos. Es el momento de saber el porqué de este silencio. Yo sólo pretendo saber la verdad en nombre de las víctimas."

Para ellos es importante que las cosas salgan a la luz.
Buen finde. Besos.

Nikkita dijo...

Gracias Ramón, más nos vale no tener que vernos nunca en una de estas....
Feliz fin de semana. Saludos cordiales.

Anónimo dijo...

Es impresionante la de sucesos que se ocultan en la historia y que sólo se van conociendo de boca en boca. A día de hoy aún sigue pasando.
Gracias Nikkita por hacérnoslo saber :)

Higorca Gómez Carrasco dijo...

Cuando me pongo a leer los testimonios de esta página, se me encoge el corazón, pero hoy todavía es peor, la atrocidad del horror, pensar que existen esas mentes me da escalofrío, tan crueles eran unos como otros. Tristes momentos para todos ellos y tristeza todavía hoy para todos nosotros al saber tanto sufrimiento.
Abrazos querida amiga

La Gata dijo...

Hola Nikkita
Qué post tan horrible, a pesar de estar hecho con tanto cariño... A medida que lees vas imaginando, poniendo imágenes al texto y resulta inquietante y atroz. Y aún más, al ver cómo se ha guardado silencio respecto a estos hechos.
Un abrazo

Nikkita dijo...

Hola Dayer :), así es, no interesa que se sepan algunas cosas, pero siempre acaba habiendo alguien que lo saca a la luz...
Gracias por pasarte :)

Nikkita dijo...

Hola Higorca, para ellos fue horrible, para nosotros, solo tristeza... pero el hecho de que se sepan las cosas, a muchos de ellos les alivia.
Besos grandes!.

Nikkita dijo...

Hola gata, efectivamente los hechos son tremendos, pero más tremendo me parece la facilidad con que se juega con las vidas de otros y se oculta esa información.
Un abrazo.

daniel dijo...

Una de las tragedias mejor escondidas de la historia, aun uno se pregunta como así pudo ocurrir.
Magnifico el articulo y llevado con mucho respeto.

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

Es muy difícil conocer la verdad de aquello, ¿cagada? ¿dejadez? ¿imprudencia? ¿quitarse un problema de en medio? ¿una terrible cadena de despropósitos? lo cierto es que los ingleses tendrían mucho que explicar sobre esto.

Nikkita dijo...

Hola Calistor, así es una de las mejor escondidas junto con las del Wilhelm Gustloff, el General von Steuben, y el Goya.
Gracias por pasarte.
Saludos

Nikkita dijo...

Jose Luis, no sé si es algo de eso. Puede que fuese una cagada, pero tiene más pinta de ser otra cosa. En cualquier caso, hasta 2.045 no se sabrá la realidad.
Saludos.

Elisa N Viajes dijo...

Hola Nikkita,
Vuelvo a mis visitas después de pausa obligada para terminar sí o sí los libros que vamos a trabajar en el taller de literatura. Y me encuentro con otra historia desgarradora que desnuda la miseria humana.
Gracias y cariños
Elisa, Argentina

Nikkita dijo...

Hola Elisa, pues bienvenida de nuevo :)), tampoco ha sido tanto.
Besos.

Sergio Alejandro Chifflet dijo...

solo para señalar que este NO es el peor desastre marítimo de la historia. El 30 de enero de 1945 un submarino ruso hundió al buque hospital "Wilhelm Gustloff". Por el número de víctimas, el hundimiento del Wilhelm Gustloff es el desastre marítimo registrado más grande de la historia.

A bordo del Gustloff viajaban, 8.956 refugiados, 918 oficiales y marineros de la 2.Unterseeboot-Lehrdivision, 373 mujeres del Cuerpo Femenino Auxiliar de la Kriegsmarine, 173 auxiliares y 162 heridos graves sumando un total de 10.582 personas. En menos de 50 minutos el Gustloff se hundió, llevándose hasta el fondo del Báltico a 9.343 hombres, mujeres y niños. Solo 1.239 personas pudieron ser rescatadas con vida por buques alemanes que se encontraban en las cercanías en misiones de evacuación o escolta.

http://elkronoscopio.blogspot.com/2015/01/30-de-enero-de-1945-un-submarino-ruso.html


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