Dentro del campo de concentración de Ravensbrück, el campo más grande en Alemania, destinado especialmente a mujeres, situado a unos 90 km al norte de Berlín, se formó un Komando llamado Schönenfeld, destinado a trabajar en una fábrica de armamento de aviación.
La enfermería del Schoenenfeld (Revier) era la antesala de la cámara de gas, y allí ingresó Mercedes Nuñez (Alias Paquita, en la resistencia, detenida en 1.944, y deportada a Ravensbrück con matricula nº 4.068), dónde fue testigo de la solidaridad de dos doctoras soviéticas con las enfermas del revier.
Al revier iban los médicos nazis con su bata, para señalar con el dedo a aquellas que acabarían en el crematorio del campo central, con un simple: “¡Transport!”. Y allí trabajaban dos doctoras soviéticas, la doctora Maria, médico del Ejército Rojo soviético, y la doctora Irena, mayor que ella, y bolchevique de la vieja guardia que participó en la Revolución de Octubre.
Según su testimonio a Eduardo Pons Prades en “El Holocausto de los Republicanos Españoles”, Paquita ingresó en el Revier, en abril de 1.945, muy grave, afectada de hemotisis (hemorragia en el aparato respiratorio). Estando ingresada, la doctora María, se sentó junto a su cama, y le dijo:” Debes ayudarme. No hables, no te muevas hasta que yo te diga. Ni una palabra, ni un gesto. Resiste, camarada, que pronto seremos libres...”.
Las dos doctoras luchaban cada día por mantener con vida a las enfermas, cuidándolas con recursos mínimos, robando medicamentos a los nazis, y ocultando hasta el límite la gravedad de las enfermedades que tenían para evitarles el Transport.
Unos días más tarde, el 13 de abril, desde el revier pudieron oír en la lejanía un estruendo de cañones.
Los aliados avanzaban, y, como en el resto de campos, los nazis ordenaron la evacuación inmediata y total del Komando. A finales de marzo de 1.945 Himmler dio la orden de evacuar Ravensbrück, y aquellos que podían moverse iniciaron la marcha de la muerte hacia a Mecklenburg, a pie.
En el Revier solo quedaron un grupo de poco más de 100 mujeres incapaces de hacer el menor esfuerzo, que, cuando vieron alejarse al resto de prisioneras escoltadas por los SS y sus perros, comenzaron a sumirse en una situación dramática, sabiendo que los nazis no acostumbraban a dejar a nadie detrás ni testigos vivos de sus crímenes, por lo que el silencio tenso y angustioso se hizo dueño de la situación mientras pensaban qué final les tendrían preparado. Pese a su precario estado de salud, aún les quedaba la suficiente fuerza de voluntad para querer evitar el pánico. Y fue en ese momento, cuando vieron entrar de nuevo en el Revier a las dos doctoras soviéticas como una tromba.
Las doctoras Maria e Irena, arriesgando su vida al desobedecer las órdenes de los SS, en lugar de abandonar el campo, se habían escondido para compartir la suerte de las enfermas, fuera cual fuera, lo que provocó en las prisioneras una emoción, que califican como “indescriptible”, llorando unas, sonriendo otras, sin fuerzas para gritar.
Solo con su presencia, las dos doctoras les restituían la esperanza.
Durante 5 días, con los obuses volando por encima del revier, Maria e Irena cuidaron de las enfermas, serenas, sonrientes y sin mostrarles el mínimo atisbo de nerviosismo, con entrega maternal, hasta que llegó la liberación, y pudieron ser ingresadas en hospitales.
Una vez liberadas por los aliados, las doctoras, con la mayor sencillez posible, dijeron:
“¡Nos quedamos con vosotras porque creíamos que el campo estaba minado!”.
La enfermería del Schoenenfeld (Revier) era la antesala de la cámara de gas, y allí ingresó Mercedes Nuñez (Alias Paquita, en la resistencia, detenida en 1.944, y deportada a Ravensbrück con matricula nº 4.068), dónde fue testigo de la solidaridad de dos doctoras soviéticas con las enfermas del revier.
Al revier iban los médicos nazis con su bata, para señalar con el dedo a aquellas que acabarían en el crematorio del campo central, con un simple: “¡Transport!”. Y allí trabajaban dos doctoras soviéticas, la doctora Maria, médico del Ejército Rojo soviético, y la doctora Irena, mayor que ella, y bolchevique de la vieja guardia que participó en la Revolución de Octubre.
Según su testimonio a Eduardo Pons Prades en “El Holocausto de los Republicanos Españoles”, Paquita ingresó en el Revier, en abril de 1.945, muy grave, afectada de hemotisis (hemorragia en el aparato respiratorio). Estando ingresada, la doctora María, se sentó junto a su cama, y le dijo:” Debes ayudarme. No hables, no te muevas hasta que yo te diga. Ni una palabra, ni un gesto. Resiste, camarada, que pronto seremos libres...”.
Las dos doctoras luchaban cada día por mantener con vida a las enfermas, cuidándolas con recursos mínimos, robando medicamentos a los nazis, y ocultando hasta el límite la gravedad de las enfermedades que tenían para evitarles el Transport.
Unos días más tarde, el 13 de abril, desde el revier pudieron oír en la lejanía un estruendo de cañones.
Los aliados avanzaban, y, como en el resto de campos, los nazis ordenaron la evacuación inmediata y total del Komando. A finales de marzo de 1.945 Himmler dio la orden de evacuar Ravensbrück, y aquellos que podían moverse iniciaron la marcha de la muerte hacia a Mecklenburg, a pie.
En el Revier solo quedaron un grupo de poco más de 100 mujeres incapaces de hacer el menor esfuerzo, que, cuando vieron alejarse al resto de prisioneras escoltadas por los SS y sus perros, comenzaron a sumirse en una situación dramática, sabiendo que los nazis no acostumbraban a dejar a nadie detrás ni testigos vivos de sus crímenes, por lo que el silencio tenso y angustioso se hizo dueño de la situación mientras pensaban qué final les tendrían preparado. Pese a su precario estado de salud, aún les quedaba la suficiente fuerza de voluntad para querer evitar el pánico. Y fue en ese momento, cuando vieron entrar de nuevo en el Revier a las dos doctoras soviéticas como una tromba.
Las doctoras Maria e Irena, arriesgando su vida al desobedecer las órdenes de los SS, en lugar de abandonar el campo, se habían escondido para compartir la suerte de las enfermas, fuera cual fuera, lo que provocó en las prisioneras una emoción, que califican como “indescriptible”, llorando unas, sonriendo otras, sin fuerzas para gritar.
Solo con su presencia, las dos doctoras les restituían la esperanza.
Durante 5 días, con los obuses volando por encima del revier, Maria e Irena cuidaron de las enfermas, serenas, sonrientes y sin mostrarles el mínimo atisbo de nerviosismo, con entrega maternal, hasta que llegó la liberación, y pudieron ser ingresadas en hospitales.
Una vez liberadas por los aliados, las doctoras, con la mayor sencillez posible, dijeron:
“¡Nos quedamos con vosotras porque creíamos que el campo estaba minado!”.
"La venganza es un placer que dura solo un dia; la generosidad es un sentimiento que te puede hacer feliz eternamente." - Rosa Luxemburg
53 Comentarios: (+añadir comentario?)
Preciosa historia Nikkita. Estas mujeres son dignas de autèntica admiración. Qué lástima que la historia no escriba estas cosas también.
La frase de Luxemburgo, sublime!! Esta no la conocía... Te la robo!! jejejej...
Molts petons! ;)
Joanfer, la verdad es que sí, hay gente de la que al final casi no sabemos, y de hecho, los apellidos de estas dos doctoras aún no los he encontrado...
La frase, toda tuya, ya estoy intentando averiguar qué foto la pondrás :D.
Molts petons!! :)
La verdad que fueron unas personas estupendas. Su ayuda a las enfermas es digna de admirar y de ser mostrada a la sociedad.
En momentos así aparecen personas excepcionales que realizan acciones increibles...
Parece que la última frase no es muy acertada. Pero puede llevar un significado diferente al que leemos, puede que engañasen a las enfermas con eso para que no intentasen fugarse y morir en el intento.
Dos grandes mujeres, sin duda alguna.
Una gran entrada, Nikkita. :)
Un saludo!
Hola Pablo!, la frase del final, aunque no lo he podido confirmar, casi me inclino a pensar que quieren decir que volvieron por si las presas intentaban huir.
Cualquiera que sea capaz de sacrificarse por ayudar a otro es admirable.
Un beso.
Admirables mujeres y admirable su historia. Esperanza dentro del horror. Hoy tu historia tiene luz.
Un beso enorme
¡Qué historia tan bonita!
Nunca hay que perder la fe en el ser humano.
Siempre suelo decir que una brizna de hierba, puede abrirse paso, por una grieta, a través de una losa de hormigón.
En mitad de la barbarie, se pueden encontrar personas con buen corazón, dispuestas a jugarse la vida por los demás.
Un besazo, Nikkita.
De las historias más conmovedoras que te he leído.
Ay madame, que dos mujeres extraordinarias! Eso va mucho mas alla de la vocacion y de la entrega a su labor como medicos. Sí es desconcertante la frase final, pero bien puede tener la interpretacion que usted dice, y sea como fuere en nada resta sus meritos por todos los riesgos afrontados y la entrega a las enfermas cada dia.
Buenas noches, madame
Bisous
Nikkita...
Me quedo con la fuerza y el arrojo de todas esas mujeres que sufrieron tanto ¿que tenían miedo? quien no lo tendria... Maria e Irena se quedaron con ellas, las consolaron y cuidaron, pero ¿y si hubieran sabido que el campo no estaba minado? seguro que habrían actuado igual, fue loable su labor jugándose la vida en favor de ellas.
Muchos besos
laMar, son rayitos de luz de vez en cuando entre tanta oscuridad :).
Un beso enorme, mi niña
Perikiyo, cuesta a veces encontrarlas, pero siempre hay historias que te emocionan, y te hacen no perder la esperanza en el ser humano.
Siempre hay alguien con un corazón enorme, en todas las situaciones.
Un besazo para ti :)
Miguel, como le decía a Perikiyo, es de esas historias que te hacen mantener la fe en el ser humano.
Besos.
Así es madame, aunque la frase final hubiera sido un gesto de "egoismo" por no atravesar el campo, no puede oscurecer el mérito de lo que hicieron antes de la marcha, y los días que esperaron hasta la liberación.
Buenas noches, madame.
Besos.
Hola Félix!, me alegro de verte por aquí :).
Efectivamente, yo también creo que aunque no hubieran creído que había minas lo habrían hecho. Se jugaron la vida intentando salvarlas antes de la marcha, y no iban a dejar de hacerlo al final.
Muchos besos.
Buenas noches Nikkita, esta entrada si me ha dado alegría, porque siempre que en medio del dolor, de la pena y de la precariedad, encuentras alguien con quien compartir, con alguién que te de la mínima esperanza o luz, te haces más fuerte. es posible que en medio de tanta confusión quisieran poner tierra por medio, lo que no quita su posterior entrega.
Ocurrió como ocurrio.
Preciosa la frase de Rosa Luxemburg
Besos
Como siempre genial, mañana en Zaragoza se celebra un homenaje a los aragoneses que padecieron en los campos de concentración en el monumento que te publique en mi blog. no se si te acuerdas. lastima por que no puedo ir, y por la tarde con aforo limitado una proyeccion de documental , si hay sitio ire.
besos
Tuvieron suerte. Los de las SS no solían dejar rastros de sus fechorías más que cuando era inevitable.
Qué sangre fría la de las doctoras, qué coraje... Una historia realmente conmovedora.
Un saludo.
Siempre se pone un nudo en la garganta cuando se leen tus entradas, yo hay veces que me es imposible terminar, lo dejo y la día siguiente sigo en el punto que había dejado. Hoy también se me ha puesto pero he seguido adelante y me ha parecido que me emocionaba de alegría, porque esa vez no fue todo malo, alguien se había enternecido y puesto a su lado para evitar más sufrimiento, maravilloso relato como siempre querida amiga.
Abrazos
Katy, me alegro que esta te haya gustado :)).
Efectivamente cuando alguien te da esperanzas, te haces más fuerte, y el caso de estas dos doctoras es admirable.
La frase creo que es muy certera :).
Muchos besos.
Socalze, que pena que no puedas ir para mandarme unas foticos :). Si vas a la proyección, ya me contarás...
Besos.
Emocionante homenaje a estas dos mujeres, Nikkita, gracias por posibilitarme conocerlas. Abrazos ;-)
Cayetano, al final, cuando evacuaron los campos, realmente ya no invirtieron tiempo en hacer desaparecer a los enfermos, simplemente los dejaron abandonados a su suerte, por eso en muchos campos los aliados solo encontraron enfermos.
Me alegro que te haya gustado.
Un saludo.
Querida Higorca, así es, esta vez, aunque no está exenta de drama, es una historia con esperanzas.
Muchas gracias!! :).
Besos enormes.
Bonita historia, llena de generosidad y solidaridad. Que gran corazón el de estas dos doctoras, María e Irena. Un cordial saludo. Saludos
Carzum, gracias a ti por tu comentario :).
Abrazos.
Ramón, no es nada fácil ser solidario en situaciones tan extremas, pero ellas lo fueron. Efectivamente tienen un gran corazón.
Saludos cordiales.
Me quedo con la frase que has puesto al final... lo resume muy bien!
Preciosa historia y qué valentía la de estas dos doctors.
Besitos Nikkita,
Oscar, eso creo. La venganza al fin y al cabo, solo dura un momento, la generosidad te llena.
Besos.
Así es Ross.
Aún me dura la sonrisa por ti :))).
Besos enormes.
Nikkita ya sé que comento poco tus magnificas entradas, pero muchas veces me dejas tan maravilla con las cosas que nos enseñas que no sé que decir. Por ejemplo, hoy, con estas mujeres que se arriesgaron en tiempos tan difíciles y con esos energúmenos acechándolas...y después me quejo yo porque tengo que cuidar de mis viejecitos...
Besos, tus post son magníficas lecciones de humildad..Un abrazo muy fuerte
Iruk y Marisa, no te preocupes por los comentarios :), muchas gracias por tus palabras.
La verdad es que de todas las entradas podemos sacar bastantes lecciones.
Gracias, de verdad :).
Un abrazo muy fuerte!.
Nikkita son testimonios desgarradores.
En tiempos de frialdad, materialismo y egoísmo, estos ejemplos sirven para confiar, todavía, en nuestros semejantes.
Gracias.
Javier, eso es, al menos no se pierde la esperanza de que siempre haya alguien que aporta luz en la oscuridad, y nos permite seguir creyendo en el ser humano.
Gracias a ti por tus aportes :).
Un beso.
Jajaja, no creo que se hayan quedado sólo porque había minas en el campo, quizás lo dijeron para que no se encariñaran demasiado con ellas, pero lo que es indudable es que el miedo era el último sentimiento que podía encontrárseles.
Manuel, esa fue la frase que dijeron, el significado, a mi entender, después de su trayectoria, creo que era más por protección de las enfermas que por cobardía, pero miedo... todos tenía miedo constantemente :).
Besos.
Que grandes!!!
Gracias Jose Luis :)
Nikkita, tus historias siempre conmueven, pero ésta la he subido al facebook. Además te quiero decir que en mi Blog Los años no vienen solos tienes algo para ti, que ya sé que lo has de recibir o habrás recibido pero no importa, yo me siento muy bien otorgándotelo.Un beso
Qué grandeza de y qué valentía caracterizaron a estas médicas
Para no olvidarlas : Irena y María.
La integridad de la nobleza.
Cuando le dice a la enfermina : - "Resiste camarada que pronto seremos libres " la retrata como un ser sublime y contenedor.
La verdad que te arranca lágrimas esta historia.
De emoción y de agradecimiento.
Y la frase de Rosa de Luxemburgo : entrañable: " La generosidad es un sentimiento que te puede hacer feliz eternamente".
No creo que hayan creído que el campo estaba minado.Tal vez lo dijeron como justificando el hecho de quedarse con ellas para cuidarlas hasta el final.
Gracias por estos tramos de historia que nos demuestran que en medio de la barbarie y la crueldad también florecía el humanismo como un resquicio de luz.
Digno homenaje a las doctoras que se jugaron la vida.
Besos Nikkita!
La actitud de María e Irena genera una esperanza : El género humano puede cambiar.
Sería tan fácil!
Simplemente con acciones de esta naturaleza.
Imagino el terror de las enfermas cuando quedaron solas e indefensas y la alegría que habrán sentido con la aparición de las doctoras.
Conmociona y enternece.
Me emociona esta historia, que no es tanto una tragedia -que, evidentemente la hay-, sino un testimonio de valor, de coraje, de solidaridad ...
ZM, muchas gracias por todo. Ahora paso por tu blog, lo que importa es el detalle :)).
Buen fin de semana. Un beso.
Carmela, eran el soporte que necesitaban para no perder la esperanza. Cuando se evacuaron los campos, se vieron abandonadas a su suerte en la enfermería, sin poder casi moverse, y pensando que las iban a matar, y la llegada de las doctoras para ellas fue un alivio.
Besos.
Celebes, es una de esas historias que encontramos llenas de esperanza dentro de la historia global, que efectivamente es dramática.
Buen fin de semana.
Me ha impresionado la forma de quitarse méritos, "pensábamos que el campo estaba minado", que admirable. Preciosa historia.
Acabo de venir de la exposición de los deportados españoles en los campos nazis, espero que la hagan itinerante, porque merece la pena. Todas las pinturas y esculturas tienen un dramatismo tremendo, supongo que el hecho de conocer la historia detrás de ellas influye, pero la verdad es que son bastante buenas. Me ha sorprendido saber que existía una "oficina de dibujos" en Mauthausen, no tengo ni idea de para que sería, pero en fin, uno de los españoles estuvo allí. Y además, he sabido en la búsqueda en un ordenador, que un hombre del pueblo de mi padre fue prisionero. Muy buena experiencia, espero que podaís verla en vuestros lugares más adelante.
Un abrazo.
Hola Explorador!, gracias por compartirlo :), me alegro que no te haya defraudado!. La verdad es que si debería ser itinerante,y claro que el conocer la historia que llevan detrás te hace ver las obras de otra forma.
Los dibujos los hacían para los nazis, que todo lo clasificaban en secciones y oficinas.
Buen fin de semana. Un abrazo.
Es una historia increíble que demuestra que, en momentos y lugares en los que se puede perder completamente la fe en el ser humano, siempre apareceren personas que nos recuerdan que merece la pena; que, a pesar de las atrocidades de las que somos capaces, siempre lograremos actos aún mayores de bondad.
Gracias por tu maravilloso e incansable trabajo!
Un besazo!
Nikkita cielo sigue sonriendo pero pasa por mi Saloncito a recoger tu premio en la entrada titulada Premio Dardo y Blog Dorado.
Disfrútalo mucho
Te quiero enana.
Buen finde (lo que queda).
Besitos,
Hola Moi!!! qué sorpresa :))), efectivamente es una historia más que nos demuestra que podemos seguir teniendo fe en el ser humano, porque siempre hay alguien con un corazón enorme.
Thanks for your words parka :))
Un besazo!!
Jajajajajaja Ross, sonriendo no, acabo de soltar una carcajada que no imaginas al leer que me quieres sin reconocer el nick y encima me llamas enana jajajaja, y ahora ver que eras tú...
Paso ahora mismo :). Disfruta lo que queda de finde, corazón!.
Besos de los enormes :)
Hey... querida Nikkita, disculpa mi ausencia...
Y aca estoy encantada como siempre con cada historia que nos cuentas, y nos acerca más a ese pasado triste pero con personas valiosas como esas doctoras que hicieron un acto heroico y de gran generosidad...
Interesante es leerte, sin lugar a dudas...
Hola Ónix!!! :) no te preocupes, cada uno lee cuando puede :)).
Muchas gracias!, me alegro que te haya gustado.
Besos.
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