Mauthausen. Memorias de un republicano español en el Holocausto

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Autor del libro: Ignacio Mata Maeso

Ignacio Mata Maeso nació en Manzanares (Ciudad Real) en 1973. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, ha desarrollado su carrera en prensa escrita, radio y televisión, medio este último en el que trabaja desde hace unos años.
Mauthausen. Memorias de un republicano español en el Holocausto es su primer libro, y nace de la promesa que un día le hiciera a su tío abuelo, el protagonista de este atroz relato, cuya historia, que es la de muchos otros, debía ser contada.

Sinopsis:
Estas páginas son el fruto del compromiso que el autor adquirió con su tío abuelo. En ellas, dos generaciones se funden para gritar una realidad que ahora empezamos a recuperar, la de miles de españoles que sacrificaron sus mejores años, e incluso su vida, para luchar por la libertad y la democracia.
Tras luchar en el bando republicano durante la Guerra Civil española, Alfonso Maeso Huerta se exilia en Francia. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, muchos españoles se unen a las filas francesas; pero el avance nazi tira por tierra la lucha antifascista y supone la captura de un sinnúmero de prisioneros cuyo destino final son los campos de exterminio. Maeso vivirá años terribles en Mauthausen. Este libro supone un homenaje a sus compañeros en la desgracia y la catarsis de unos recuerdos que le han acompañado toda la vida.


Descubrí este libro poco despues de ser publicado, y lo que más me llamó la atención fué la cantidad de fotografías que incluye para apoyar toda la historia que nos cuenta.

Alfonso Maeso se escapó de casa a los 17 años para alistarse en el bando republicano, en la guerra civil española. Finalizada la guerra, tuvo que poner rumbo a Francia,donde acabó alistado en las filas francesas, y tras ser capturado por los alemanes, y abandonado por el Gobierno Español, fué enviado junto a miles de compatriotas al campo de exterminio de Mauthausen.

Los españoles, fueron de los primeros en llegar a ese campo, y los que sobrevivieron, fueron de los últimos en salir.

En el campo, se consideró un hombre con suerte, ya que, pudo resistir gracias a la gente que se cruzó en su vida, y le proporcionó su ayuda.

Nunca se permitió caer en una depresión, aunque una vez al día, que era lo máximo que podia resistirlo, se preguntaba si al dia siguiente estaria vivo. Jamás se permitió el lujo de dejar que el terror superlativo se apoderara de él, y quizá esto, le hizo ser más resistente a muchas situaciones.

Formó parte activa del comité clandestino español que se creó entre los presos, con el fín de salvar el máximo de vidas posibles, y cuidar de los más débiles, los que habian tenido menos suerte.

En Mauthausen descubrió hasta donde puede llegar el hombre cuando odia sin límites, pero también, su gran capacidad para hacer el bien.

Acabada la guerra, y liberado el campo, fué enviado a Paris, donde la Cruz Roja Española y su división francesa se hizo cargo de él, y se quedó en Francia, estableciendo su residencia permanente en Lyon, donde conoció a su mujer, y vivió el resto de su vida.

Alfonso volvió a su pueblo, 44 años después, pero para él, todo era diferente.

Consiguió ver que su voz se extendería a todo el mundo a través de este libro, que escribió su sobrino-nieto, pero no consiguió ver publicado el mismo, ya que falleció mientras se preparaba su publicación, mientras el libro estaba en imprenta.

Mata dijo que su tío murió con la sensación de que en España no se valoró jamás la labor de estos españoles que sobrevivieron al fascismo más extremo. Sólo recibió homenajes en Francia, ninguno en España, a donde regresó en 1981 aún con miedo a represalias y sin atreverse a pasear por el centro de Manzanares.

Para escribirlo se entrevistó en distintas ocasiones con Alfonso Maeso en Toulouse, donde este héroe anónimo sacó fuerzas para revivir tan dramáticos recuerdos. El periodista también visitó el campo de exterminio de Mauthausen, convertido hoy en museo, y en cuyos muros, barracones y cámaras aún se percibe el horror, y explicó: "Él, por sí mismo, no hubiera dejado ningún testimonio. Yo le serví de catalizador. Le preguntaba y él me iba contando".

Su experiencia, y su punto de vista, son dignos de ser leídos.

Si no conoces cómo es un campo de concentración o un campo de exterminio en la actualidad, las fotografías que incluye el libro muestran los principales lugares de los que habla.

A mi, además, me hizo acordarme de cuántas veces yo les habia preguntado a mis abuelos por sus experiencias en la guerra, y ninguno de los dos quiso nunca hablar de ello.

Jamás hubo una guerra buena o una paz mala. (Benjamín Franklin)

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