Memoria Emocional en Sobrevivientes del holocausto. 2 parte.

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Continuando con la reseña de Hugo Bleichmar en la revista Aperturas psicoanalíticas sobre la investigación " Kraft: memoria emocional en sobrevivientes del Holocausto. Un estudio cualitativo de testimonios orales" de Robert N. Kraft, recojo las 3 siguientes categorías:

El Sentimiento de Culpa:
Los testimonios de los sobrevivientes muestran que padecen a lo largo de su vida distintos tipos de sentimientos de rabia, de tristeza, pero el sentimiento de culpabilidad es uno de los más frecuentes, del cual no pueden desprenderse a pesar de reconocer la irracionalidad del mismo.
Muchos sobrevivientes manifiestan una culpa cuestionadora, retrospectiva, de “por qué yo” considerada en su mayoría como culpa del sobreviviente. Menachem S. fue uno de los dos niños de aproximadamente 4000 que sobrevivió a su campo de concentración; todos los demás fueron asesinados. Como resultado, Menachem siente una culpa cuestionadora, que expresa de la forma más concisa: “Te preguntas: ¿por qué? ¿Por qué sobreviví?” (Testimonio de Menachem S., 1979). De forma similar, Nina S. pregunta “¿Por qué somos nosotros los únicos que estamos vivos? ¿Y tanta gente maravillosa no sobrevivió?” (Testimonio de Nina S., 1996).
Michael G. perdió a su familia durante el Holocausto, y los recuerdos de los acontecimientos que dieron lugar al asesinato de su familia continúan interrogándolo: “vivir con ello y justificar el estar vivo. Me siento, en muchas ocasiones, me siento culpable. Vivo con la culpa. Y no es porque haya hecho nada malo. Es sólo la culpa de por qué. He vivido con esa culpa durante mucho tiempo. Me lo pregunto muchas veces cuando hago ciertas cosas y digo, bueno, podría haberlos ayudado… si. […] (Testimonio de Michael G., 1992) [p. 370]

La Disociación de Self:
Otro de los hallazgos de Kraft es el haber detectado en el examen de los testimonios de los sobrevivientes el daño producido en el sentimiento de identidad. Muchos de ellos sienten que son como dos personas que conviven; una, la que experimentó lo sucedido en los campos de exterminio y, la otra, la persona que desarrolla en la actualidad una vida aparentemente normal.
Lo que queda es… dos unidades separadas en una única experiencia. Y así está el yo que estuvo de los tiempos de la guerra y preguerra y el yo posterior a la guerra. Es como tener una era de antes y de después. Y –aunque estén conectados dentro de mí- no son reconciliables. Y me llevó mucho, mucho tiempo darme cuenta de no sólo no son reconciliables, no quiero que lo sean. De que quería que estuvieran separados. (Testimonio de Renee H., 1979) [p. 379]
Cuando los sobrevivientes hablan de “máscaras emocionales” se refieren a ocultar sus selfs del Holocausto. Recordando su tiempo en Auschwitz, Violet S. dice: “Muchas veces, las personas que no me conocen parece que… que no tienen ni idea”. Tras describir su huída de Praga durante una marcha de la muerte desde Gross-Rosen hacia Bergen-Belsen, Beatrice S. admite en su testimonio que sus hijos no conocen su “yo real”, admitiendo que está desempeñando el papel que se espera de ella: “Pones una sonrisa y tiras para adelante. Te conviertes en una actriz”. (Testimonio de Beatrice S., 1982) [p. 380]

El Fracaso del intento de suprimir el recuerdo mediante técnicas de distracción:
Kraft hace referencia a los trabajos de Wegner que muestran que el intentar evitar los recuerdos dolorosos mediante procedimientos de distracción determina un fenómeno de rebote por el cual reaparecen con mayor frecuencia. Corrobora estas afirmaciones con los relatos de los sobrevivientes que intentaron mantener voluntariamente excluidos de sus pensamientos los recuerdos traumáticos con un resultado opuesto al deseado. Por otro lado, constata que el recordar tampoco tiene efectos catárticos: lejos de aliviar el dolor, lo mantiene. Situación aparentemente sin salida pero ante la cual Kraft constata que hay algo que ha ayudado a los que han vivido traumas tan brutales: darle un sentido diferente al hecho de recordar. No se trata solamente de que se resignifique el pasado, que se lo codifique de otra manera, sino de algo diferente: el recordar en el acto de transmitir ese recuerdo a gente que no ha vivido esas experiencias, el transmitirles un mensaje, el sentir que al hacerlo se cumple una función social, que ello es útil para los demás, que se participa de un movimiento que intenta que se esté alerta para evitar en el futuro que el horror del pasado pueda repetirse, eso le da un sentido diferente al hecho de recordar. El recuerdo ya no es sólo algo que asalta a la persona, retrotrayéndolo al sufrimiento de la experiencia traumática, sino que el recordar queda asociado a una diferente representación del self, algo así como “he sufrido este horror pero esto que relato a otros hace que mi recuerdo doloroso tenga un sentido”.
El Comentario final que hace Hugo Bleichmar es:
El mérito del trabajo de Kraft, además de volver a presentar ante nosotros los testimonios de los sobrevivientes, de rescatarnos del olvido, de la desconexión de lo que puede ser el sufrimiento humano, del riesgo de la repetición si no se mantiene viva la memoria de lo sucedido, es mostrar que es cualitativamente diferente el recordar mediante el relato verbal, hacerlo con una narrativa, que “recordar con el cuerpo”, mediante sensaciones, imágenes, descargas neurovegetativas. Recuerdo en que lo mental está presente -¡cómo podría ser de otra manera!- pero donde el cuerpo forma parte esencial de la memoria. Está en línea con todas las investigaciones de la neurociencia actual –ej., Damasio, LeDoux- que muestran la existencia de un doble circuito para las emociones: uno, más básico, en que la amígdala cerebral reacciona automáticamente y desencadena reacciones en el cuerpo; otro, dependiente de la corteza. 
 
"No quiero pensar porque no quiero que el dolor del corazón se una al dolor del pensamiento."  - Emilio Castelar

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25 Comentarios: (+añadir comentario?)

Amparo dijo...

y es que tiene que ser tan duro vivir con eso, con algo que nadie puede entender porque una crueldad asi solo lo comprende quien lo ha pasado, y en el caso de esta pobre gente hay tan pocos que lo hayan sufrido y lo puedan contar.

un besazo guapa

Nikkita dijo...

Cierto Amparo. Muchos de ellos se llevaron su secreto a la tumba, y si eran de los primeros, que aun no llevaban el número tatuado, era difícil saber por lo que habían pasado si ellos mismos no lo contaban.
Besos. Feliz semana

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

Recientemente leí en un libro que algunos reclusos de los campos de concentración se suicidaron el tras la liberación de los mismos...gran destrozo mental al que estuvieron sometidos, esta ha de ser una experiencia que no se terminaría de superar nunca...

Gil de Luna dijo...

Esperaba impaciente la segunda parte y como siempre no me has defraudado, que gran labor.
Un saludo!! y a empezar con fuerza la semana.
Y por supuesto el 10 diario que merecido lo tienes.

Chesana dijo...

No tiene que ver con el holocausto en sí, pero sí con los procesos de la mente: una vez le pregunté a mi padre que me contara cosas de la guerra (la civil española); me miró de una forma... se levantó y se fue. Nunca más volví a preguntarle.

Posiblemente la mente intenta de forma casi automática echar losas sobre algunos recuerdos, simplemente para poder seguir viviendo... aunque con ello lo único que se intenta es cerrar los ojos ante el dolor.

La culpabilidad por el "estoy viviendo y ellos no" es algo, como bien cuentas, común a presos del holocausto, y el seguir viviendo como "debiendo" algo a los que ya no están, también.

Elisa dijo...

Es tan emocionante lo que describís. Debe ser tan duro, tan difícil, convivir con los recuerdos terribles, que el ser humano debe disparar mecanismos para disociar, para dividirse en esos 2 seres, el que recuerda y sufre, y el que trata de sanar las heridas.
Saludos
Elisa, Argentina

Diana de Méridor dijo...

Que terrible despues de vivir ese horror tener que vivir el resto de tu vida con un sentimiento de culpa que no te corresponde en absoluto realmente.
No me sorprende que se encuentren divididos en dos. Tan diferente es lo que han logrado dejar atras de su nueva vida que la sensacion ha de ser de que no puede ser una misma vida, una misma persona.

Feliz comienzo de semana, madame

Bisous

Nikkita dijo...

Cierto Jose Luis, muchos se suicidaron tras o al poco de la liberación, y otros cuantos se suicidaron pasados unos años, como hizo por ejemplo Primo Levi.
Un saludo

Nikkita dijo...

Gil de Luna, gracias. Lo de las votaciones se ha convertido ya en un ritual, y como dice Sagitaire hay que hacerse una lista para no dejar a nadie fuera.
Feliz semana

Nikkita dijo...

Chesana, quizá tu aportación no tiene que ver con el Holocausto en sí, pero si con el blog. Me parece interesantísima, ya que a mi siempre me llamó mucho la atención por qué mis abuelos cuando les preguntaba no me querían hablar de sus vivencias en la guerra, solo contaban anécdotas que les parecían divertidas.
Besos

Nikkita dijo...

Cierto Elisa, son mecanismos de autodefensa que se nos activan en las situaciones más dolorosas.
Saludos

Nikkita dijo...

Vos lo habéis dicho madame, es terrible. Y lo peor es que nunca lo han dejado atrás, porque para ellos sigue estando muy presente.
Feliz semana.
Besos

Nikkita dijo...

tipex y linsay, buena forma de daros a conocer dejando el mismo mensaje en todos los blog. Cuando tenga un ratin os hago una visita.
Saludos

felix dijo...

Hola, estimada Nikkita. En cuanto al Yo de preguerra y posguerra, bajo mi punto de vista y sin tener conocimientos de psiquiatría, lo veo clarísimo. Son como dos vidas en una, un antes y un después, un ayer y un hoy totalmente diferentes.
En cuanto a las técnicas de distracción, puede valer para un instante, incluso meses, pero llegará un momento que saldrá provocando un catársis en el individuo de imprevisibles proporciones. Con lo cual, yo creo que el luto, la rabia y las lágrimas sobre lo acontecido son la mejor terapia.
Preciosas imagenes las que ilustran las dos partes...
Muchos besos

Nikkita dijo...

Hola Felix, Estoy de acuerdo en todo lo que dices (como siempre), pero no hay que olvidar que aún siendo un ayer y un hoy totalmente diferentes, han de convivir y a veces generan un conflicto, recuerda lo que os comenté en la entrada anterior sobre la pérdida de Self.
El luto, la rabia y las lágrimas, para mi también son la mejor terapia, pero me estoy basando en los momentos de "dolor" que podemos haber pasado los de mi generación, con semejante carga en tu mente, como la que llevan los supervivientes, no me atrevo a calificar cuál es la mejor terapia, pero la opción de la investigación es que lo codifiquen de otra manera viendo ese recuerdo como algo útil.
Besos enormes

FABIA dijo...

La frase final de Emilio Castelar ha sido la guinda de este magnifico articulo.
Me estoy haciendo una auténtica adicta a tu blog, me gusta como nos enseñas todo el horror del Holocausto desde puntos de vista que normalmente no se tocan.
Gracias Nikkita.
Besinos.

Nikkita dijo...

Gracias Fabia, me pareció que era la que más encajaba.
Tiene mucho más mérito la magnífica predisposición con la que leéis las entradas, que el blog en sí mismo.
Muchos besos.

Perikiyo dijo...

Sentirse cumpable por no haber muerto en lugar de los demás, por no haber sido exterminado.
No tengo palabras.

Una vez más, excelente entrada, Nikkita.

Un beso.

Nikkita dijo...

Perikiyo, en una sola frase resumes dos entradas, y a la que dejas sin palabras es a mi, porque no hay palabras para describirlo.
Muchos besos.

oscar dijo...

Unas consequencias curiosas pero mas curioso intentar borrar el recuerdo....
un buen documento

Nikkita dijo...

Supongo que cuando tienes cosas tan tremendas en tu cabeza haces lo que sea por intentar borrarlo.
Gracias Oscar.

AFRICA EM POESIA dijo...

nikkita
Com um beijo e acredita África é única.
Um besito




ÁFRICA


África...
Linda...
Imensa...
E mágica...
África dos Leões...
Dos elefantes...
Das girafas...
E do salalé...
Do muito...
E do pouco...
Da magia...
Da vida...
Do amor...
E da saudade...
África...
É tudo isto...
África...
É a imensidão...
Do ir...
Do amar...
E do querer... voltar...


Lili Laranjo

Nikkita dijo...

Gracias Lili, un beso

meg dijo...

Pero es terribleel síndrome de las dos personalidades enfrentadas en el interior de uno mismo. Y una de ellas con el síndrome de culpe por haber sobrevivido. La otra obligándose a seguir sobreviviendo. Eso deja una marca macabra y destructiva. ¡Dios, qué horror!.

Nikkita dijo...

Pues si meg, lamentablemente es una buena lección para todos, como se puede sobrevivir a pesar de todo.
Saludos

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